El metaverso se hace pero no se dice
Los consumidores apenas empiezan a escuchar hablar del metaverso, y buena parte de sus reacciones son negativas. Los medios generalistas, por otra parte, están felices de hablar del tema: hace que se sientan “modernos” y aprovechan un nuevo mundo de violencias y peligros para reportar. Conviene entonces dejar el nuevo “buzzword” sólo en el comunicado de prensa y excluirlo de la comunicación al público.
El metaverso se hace pero no se dice
Uno de cada tres colombianos de clase media y alta afirma conocer el metaverso. Otro 40% lo ha oído nombrar, y el restante 20% no tiene problema en afirmar que no lo conoce. En resumen, podríamos decir que un 80% tiene alguna idea del tema (los “conocedores”).
Es una cifra intermedia, entre las tecnología más reconocidas (como bitcoin, realidad virtual o inteligencia artificial, todas por encima del 90%) y las más obscuras (NFTs, web3 o DAO, en 60, 30 y 20% de conocimiento, respectivamente).
Pareciera un buen reconocimiento de marca, un buen asset de comunicación. En realidad, un “doble clic” sobre el dato revela problemas. Por ejemplo, que 1 de cada 5 conocedores siente desconfianza frente al tema; y un 12% llega a tenerle miedo.
El estudio #expedia22 que estamos lanzando mañana 27 de abril con brandstrat en Colombia muestra que las emociones frente al metaverso son mayoritariamente negativas. Solo el 27% asocia el término a algo positivo (y son sobre todo los hombres).
No se trata de una aversión a las nuevas tecnologías en general. En el caso de la Realidad Virtual, por ejemplo, el 63% muestra asociaciones positivas; para la Realidad Aumentada subimos al 65%.
¿Qué puede haber detrás de esta “mala prensa” del metaverso? Dos líneas de interpretación personales, sólo vagamente basadas en data: la asociación con Facebook y el rol de los medios masivos.
Es innegable que el rebranding de Meta y su nueva estrategia han dado un enorme impulso a las conversaciones sobre el metaverso: el anuncio del 28 de octubre del año pasado marca un claro “antes y después”. Esta bendición (toneladas de free press a la “nueva” palabra) vino con alguna asociación negativa: un poco por ser vista como maniobra de distracción frente a los problemas de Facebook, un poco porque reavivó los cuestionamientos sobre el rol de las redes sociales y de las big tech en nuestras vidas.
Por otra parte, la cobertura de los medios masivos se ha distinguido por superficialidad y sensacionalismo - dos pilares del modelo de negocio basado en la atención/clic. Mucho “bombo” al ángulo de la ciencia ficción (“¡viviremos en un mundo virtual como Ready Player One!” - “¡El metaverso es The Matrix!”) y gran relieve a fraudes, violencias y riesgos.
La unión de estas dos fuerzas podría explicar parte del fenómeno; lo seguro es que con esta data en mano no recomendaría usar el término “metaverso” en comunicaciones dirigidas al gran público.