La IA no es “de los jóvenes”
Líder de 45 años o más: tu rol cómo “senior” es clave en la adopción de la IA en tu empresa. No se la delegues completamente a los “junior”.
Junior y senior reciben la llegada de una nueva tecnología de manera diferente.
Los junior la ven como una manera de acelerar y tornarse más importantes en la organización. Además, cómo sus tareas son menos “importantes” (o sea impactan menos sobre la dirección de la organización) tienen más tiempo y más inclinación para la experimentación.
También hay un tema de identidad no plenamente formada, que les permite ser más flexibles y estar más dispuestos a asumir nuevos roles.
Los senior en cambio la pueden percibir como una amenaza, algo que puede alterar los equilibrios de poder en la empresa. Además, están menos dispuestos a experimentar porque tienen más cosas “importantes” que hacer y por eso sienten que el tiempo invertido en una tecnología no experimentada es malgastado.
En las tecnologías “tradicionales” (el computador, por ejemplo) estas diferencias han generado una costumbre: los senior dejan que los junior se tornen expertos, y los aprovechan cómo ejecutores primero y mentores después, absorbiendo gradualmente las funciones más útiles de la nueva tecnología.
La pregunta es si esta misma dinámica se puede dar también con las tecnologías emergentes y sobre todo si es eficaz.
Si eres un líder de 45 años o más, ¿puedes “relajarte” y dejar que la Generación Z se encargue de la adopción de inteligencia artificial en tu empresa o en tu equipo?
No dejes la adopción de la IA en manos de tus junior
Al principio de la web 2.0 hemos visto casos de adolescentes encargadas de campañas de comunicación en redes. ¿Sus credenciales? Pasar 6 horas al día en Facebook o Instagram.
Luego nos dimos cuenta del error: el uso frecuente de una tecnología no trae consigo la experticia necesaria para usarla cómo herramienta empresarial.
Con la IA, uno podría tener la tentación de entrenar a todos los junior y esperar que ellos difundan la tecnología “hacia arriba”. Finalmente, adoptaron con entusiasmo los primeros chatbots y parecen más abiertos a su adopción.
Esto también sería un error; un estudio de la Harvard Business School ha identificado una importante falacia de esta manera de proceder: frente a la IA generativa y sus especificidades, el junior normalmente no vislumbra soluciones a nivel de sistema - y por consecuencia no es capaz de guiar a la organización por el camino correcto.
En temas de precisión, por ejemplo, él podrían recomendar mejores prompts para evitar alucinaciones: “Especifica mejor tu pregunta si quieres una respuesta más factualmente correcta”.
En realidad, la solución pasa por una intervención directa sobre los datos de referencia o el fine tuning del modelo - ambos caminos fuera del alcance de un “simple usuario”.
Este caso muestra por qué una senior es clave en el proceso:
porque ella sabe que algunos problemas sólo se pueden resolver desde arriba, con una intervención a nivel de sistemas; y
porque tiene el “peso” para que esta solución se considere internamente.
Una junior podría dejarse llevar por la naturaleza bottom up de la IA generativa y pensar que sus falencias también se resuelven desde abajo.
Su tendencia natural será sugerir métodos de contención basados en la acción personal y no en cambios al sistema - dejando así escapar la oportunidad más interesante para el negocio.
Por esto no se puede delegar ciegamente la adopción de Inteligencia artificial en la empresa a “los más jóvenes”; sí deben estar involucrados -y mucho- pero los senior deben contribuir su visión del negocio y su impacto sistémico.
El problema de fondo es que las falacias de la IA generativa tienen solución, pero que esta solución no está al alcance del ser humano: requiere de una ulterior apuesta, de un más profundo involucramiento de las máquinas.
El camino de la adopción lleva rápidamente a exigir cambios profundos en la manera de trabajar de la organización.
De juguete mágico a infraestructura fundamental
La Inteligencia Artificial generativa presenta inconsistencias a las cuales no estamos acostumbrados: alucinaciones, respuestas diferentes a la misma interrogación, inexplicabilidad, etcétera.
Estas se deben resolver a nivel de sistema y no a través de la intervención humana, porque si no… ¡no hicimos nada!
Ya lo vimos en el caso del Human In The Loop: el potencial de esta tecnología se manifiesta plenamente sólo si evita el cuello de botella del ser humano.
Por esto, en organizaciones complejas la adopción de GenAI es un reto de la C-suite, que involucra TI, Talento y el resto del negocio.
Es cierto que esta tecnología es bottom up y que su primera manifestación mágica es muy sencilla de generar: mira este poema, escucha esta canción, admira esta imagen.
Pero llega un momento en que la única manera de mantener su promesa de mayor velocidad y mayor alcance es hacer cambios a nivel de sistemas y procesos.
Este esfuerzo sólo puede llevarlo adelante la leadership de la organización, empezando por el debate interno -ético y estratégico- de cada caso de uso.
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