¿Las IAs son inteligentes? El nuevo test de Turing
Si la inteligencia es el dominio del lenguaje, ya las máquinas nos alcanzaron. Es el momento de exigirles más.
Hace 70 años la palabra “computador” evocaba una persona sentada en su escritorio haciendo cálculos - pero no para Alan Turing. Él -rol y profesion- ya estaba proyectado en el futuro, pensando en máquinas pensantes e inteligencia artificial.
A estas elucubraciones pioneras debemos el primer test de inteligencia para cerebros artificiales: el “juego de la imitación” (después rebautizado “test de Turing”).
La idea era sencilla: un sujeto sentado frente a una pantalla empieza una conversación a través del teclado - sin saber quién le responde del otro lado. Después de un tiempo prudente, se le pregunta: “¿Quién crees que escribió las respuestas, una persona o una máquina?
El programa que lograra ser confundido con un ser humano era considerado inteligente.
Después de un año en compañía de ChatGPT, es evidente que:
O decretamos que las máquinas ya son inteligentes
O necesitamos un nuevo test.
El nuevo test de Turing: yo (humano 100%) no lo he pasado
Mustafa Suleyman es un grande de la IA: es cofundador de DeepMind (sí, la empresa que derrotó al campeón mundial de Go y hoy está en el centro de la investigación de Google) y de InflectionAI.
En esta última empresa él desarrolla Pi, un chatbot que demuestra lo anacronístico que es el “imitation game” original: pasar por humano hoy es un juego de niños…
Él más que nadie sabe que necesitamos poner la vara más arriba. Lo que me sorprendió es que tanto decidió subir…
Según Suleyman, una IA para demostrar verdadera inteligencia debe crear un negocio online y ganar un millón de dólares en pocos meses.
Para lograrlo tendría a disposición 100,000 USD y un humano para firmar contratos laborales o en el banco. Y nada más.
El resto debe hacerlo por cuenta propia: identificar el producto o servicio, el público objetivo, los proveedores, los medios y las campañas publicitarias, la cadena productiva y logística… Mucho más que escribir un soneto con letras de Shakira o dibujar las montañas bogotanas al estilo de Van Gogh.
Este nuevo test es tan exigente que la mayoría de los humanos NO lo pasaría: yo seguro no (de hecho: lo he fallado dos veces en los últimos 10 años 🙂).
La máquina que logre pasarlo no es sólo inteligente: también es agente. Su habilidad no está solo en la comprensión y en la expresión, sino también en la ejecución. Es una Artificial Capable Intelligence (la expresión es de Suleman) - o un trabajador sintético.
Subiendo la escalera de la inteligencia
No hay solo una manera de entender la inteligencia; además, no hay sólo un umbral. Es difícil decir: “hasta acá la máquina es bruta”. La cosa es más bien gradual..
El fenómeno lo conocemos; nos pasa algo parecido frente a la vida animal: no es lo mismo matar a una hormiga o a un grillo; a un gato o a un chimpancé. Así mismo debemos aceptar que hay niveles de inteligencia: son difíciles de definir, pero los percibimos con suma claridad.
Siempre hemos pensado que el lenguaje es la señal más diciente de inteligencia: si hablas, piensas. Ahora que las máquinas lo han logrado, ya no estamos tan seguros.
Me gusta este nuevo test porque va más allá del asombro y ayuda a vislumbrar el impacto sobre la sociedad: ¿Cómo será un mundo poblado por trabajadores sintéticos con estas habilidades? ¿Habrá espacio para agentes tan imperfectos cómo… los humanos?
El mismo Suleyman proponga una “pausa de reflexión” antes de liberar estas Artificial Capable Intelligences al mercado: necesitamos tiempo para prepararnos…
¿Tú qué opinas?
Focos de trabajo - qué ando haciendo
Las empresas quieren eficiencia en todo; el personal es uno de los costos más altos y sensibles. Por estas dos razones, los departamentos de talento humano están en primera línea en la adopción de la IA.
Aquí mi reseña de “El Algoritmo” de Hilke Shelmann, recién publicado y dedicado al tema.
Estuve en el morning show de la emisora del Distrito de Bogotá, hablando de Inteligencia Artificial y educación (¡otro sector álgido!).
Aquí el programa en Spotify.
A propósito, si les interesa el sector (educación), les recomiendo seguir a Ethan Mollick, profesor de Wharton. Es brillante, divertido y experto: lee, contribuye y experimenta sin parar.
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