Nuevo valor, la tercera fuerza en acción
¿Es posible que en 20 años el mundo digital genere valor de manera novedosa y sorprendente? Yo creo que sí, y creo que a la base de los nuevos paradigmas estará la blockchain con su promesa de descentralización, transparencia y programabilidad.
Su nuevo valor es la tercera fuerza en acción, después de inmersión y presencia.
Nuevo valor, la tercera fuerza en acción
Hace 20 años no podíamos imaginar la concentración de poder generada por “internet”: Amazon, Apple, Google, Meta son inauditos en su capacidad de generar y capturar valor. Menos aún podíamos imaginar sus modelos de negocio: el ecommerce, el iPhone, la búsqueda, la nube y las redes sociales eran ideas descabelladas en 1999 (menos para los fundadores, claro está). Ni hablar de la network economy de Uber y Airbnb o de la creator economy.
Estos fenómenos recientes han alcanzado escala global en menos de 2 décadas. ¿Qué podrá pasar en las próximas?
Reúno bajo la etiqueta “nuevo valor” la tendencia que apunta a nuevos roles y mecanismos en la generación, distribución y captura de valor en entornos digitales.
Aquí es protagonista la blockchain, una tecnología engañosamente sencilla que promete servir de base digital a la confianza. ¿Blockchain = confianza? ¡Si su descendencia directa - los tokens fungibles y no fungibles - pasa de escándalo en escándalo!
Un exchange admirado y posicionado como FTX colapsó, dejando a millones sin un peso (o mejor, sin un dólar token).
Un Bitcoin vale menos de 16 mil dólares - lo mismo que hace dos años y un 70% menos que en su pico del año pasado. Se estima que el 52% de los “holders” hoy está perdiendo.
El Bored Ape que compró Justin Bieber por 1,3 millones de dólares hoy vale 70 mil.
En general, todos los indicadores relativos al mercado NFT están en rojo profundo.
Todo esto es cierto. Son las señales de una burbuja que está estallando. Por otra parte, las criptomonedas han demostrado poder jugar en las grandes ligas. Llegaron a una capitalización total de 3 billones de dólares (billones de verdad, los que en EE UU se llaman “trillions”), que hoy las colocaría en la décima posición entre las Bolsas de Valores del planeta por encima de la London Stock Exchange.
Se han sabido conquistar un rol en la economía global, al punto que ya los Bancos Centrales de varios países han expresado su interés en emitir sus propias monedas digitales (van 11 lanzadas, con 15 en etapa piloto - más detalles en este tracker del Atlantic Council).
Los NFTs por su parte están culminando un primer cambio de piel: hay nuevos proyectos que se están separando con cierto éxito del “nicho cripto” (la FIFA, por ejemplo), empezando un largo camino para recuperar credibilidad en el mercado masivo.
Los assets generados en este entorno pueden cambiar de precio salvajemente sin que las tecnologías subyacentes pierdan su carga de innovación: no nos fijemos en los gorilas de turno y sus fluctuaciones especulativas y sí en los nuevos mecanismos que están surgiendo.
La descentralización, por ejemplo, es revolucionaria en una web (2.0) que está dominada por las “big tech”, cada una sentada encima de un gran negocio y con cero intenciones de abandonarlo.
Igualmente revolucionaria es la transparencia total de la blockchain (todo lo que entra y sale de un wallet es público e inmutable) o su programabilidad (estamos apenas empezando a conocer hasta dónde puede llegar un smart contract bien diseñado).
En el mediano y corto plazo, la blockchain y sus tecnologías asociadas generan nuevas maneras de resolver el rompecabezas, algunas potencialmente disruptivas.
Por ahora la tarea es explorar y experimentar, para estar listos a generar nuevo valor para nuestros stakeholders en todos los posibles entornos.