Pasados dos siglos la dicotomía izquierda-derecha está mandada a recoger.
Tal vez tenga más sentido hablar de liberales y conservadores, demócratas y republicanos etcétera.
Sin duda es mejor tener múltiples ejes en una cuestión tan multifacética y delicada, en lugar de un único continuum entre extremos.
Pero aquí hablamos de tecnologías emergentes y no de política, así que enfoquémonos: sea cual sea el mapa ideológico que elijamos, el hecho es que nuestros chatbots estarán claramente ubicados en él.
A veces nos dejamos llevar por su naturaleza maquínica y los imaginamos neutros, “de centro”, apolíticos o equidistantes.
La realidad es que expresan una ideología específica - típicamente “de izquierdas”.
Cómo suele pasar en estos casos, si compartes la misma orientación no lo vas a notar; pero si tu visión del mundo es diferente esto podría irritarte (cómo mínimo) o impactarte concretamente de manera negativa (especialmente con la concentración de poder en IAs y algoritmos que nos espera).
Un interesante paper del español David Rozado enfrenta el tema en detalle: ya vamos para allá.
Pero primero: ¿cómo puedes saber si eres de derechas o de izquierdas?
¿Eres de derechas o de izquierdas? Averígualo en 2 minutos
Si realmente sólo tienes 2 minutos, prueba “El Test Político Más Pequeño Del Mundo” - te dirá si eres moderado, progresista, conservador, libertario o autoritario.
Con 5 minutos a disposición, siempre en inglés, pueden tomar el test de Eysenck, más articulado y “picante” en las categorías (incluye “comunista” y “fascista”, para que te hagas una idea).
Haz uno de estos dos para que más adelante puedas comparar tu resultado con el de ChatGPT, Claude y Llama.
Ahora sabes cómo estás posicionado tú. Sin duda es importante: tus ideas se reflejarán en el voto, en tus conversaciones, en trinos y posts - y van a tener un determinado impacto según tus habilidades de comunicación y el tamaño de tu entorno social.
¿Cómo están posicionadas las IAs conversacionales más populares? Los usan centenares millones de personas; sus respuestas son formalmente perfectas y persuasivas; gozan del respeto que le tenemos a las “poderosas máquinas”. Su impacto es mucho mayor.
En qué parte del espectro se encuentran es más que una curiosidad. Es una pregunta clave.
Casi todas las IAs son de “centro izquierda”
Aquí están los resultados de estos mismos tests cuando a responder es un chatbot:
En “El Test Político Más Pequeño Del Mundo” 18 son progresistas, 3 moderados (Claude, Perplexity y AllenAI), 2 libertarios (las variantes del Grok de Elon Musk) y 1 autoritario (de Meta - una versión de Llama 2);
En el de Eysenck, sólo el Grok “regular” es muuuuuy ligeramente conservador; los demás (ChatGPT, Llama, Gemini, Mistral, Claude etcétera) se reparten entre social demócratas y liberales de izquierdas.
El detalle está en el estudio - pero esta aproximación visual es suficiente para probar el punto.
Lo curioso es que estos chats no “nacen” de izquierda: se “hacen” liberales sólo después del entrenamiento.
La hipótesis del autor es que “la incorporación de preferencias políticas en los LLM podría estar ocurriendo principalmente después de la capacitación previa”, o sea en las etapas de fine tuning supervisado o de reinforcement learning con participación de humanos.
Para validarla, se puso a interactuar con los “modelos base” (los que no han pasado por esas etapas todavía). Oh sorpresa: la mayoría resultaron ser moderados o de centro.
“De fábrica” son conservadores, pero cuando llegan a tus manos son liberales.
El estudio de Rozado no ha sido “peer reviewed”, así que todavía habrá debate sobre sus conclusiones y la metodología.
El tema igual debe estar sobre la mesa (el New York Times por ejemplo ya le está dando espacio): ¿qué significa la orientación de un “cerebro” cuando este está detrás del “pensamiento” de sus usuarios - y esos usuarios son centenares de millones?
Cada cual con su modelo
Al principio serán los bloques: Estado Unidos, China, Europa, Rusia. Seguirán los estados nacionales, las grandes empresas, iglesias, movimientos políticos y medios globales. Después medianas empresas, asociaciones, regiones y grandes urbes, cabeceras de segundo nivel.
Al final de este camino, cada uno de nosotros tendrá su “segundo cerebro” propio - entrenado como le plazca.
O tal vez nos sintamos cómodos delegando ciertas funciones a una IA de las anteriormente descritas: la de mi partido, de “El Clarín” o -porque no- del Real Madrid.
O simplemente sigamos así, sin darnos cuenta que cada vez que usamos la Inteligencia Artificial generativa estamos adoptando la “visión del mundo” de alguien más.
Le doy la buenvenida a las 31 personas que decidieron suscribirse a “almetaverso” en los últimos 30 días: gracias por la confianza.
Considera reenviarle este mensaje a algún conocido de habla hispana que sigue con interés las tecnologías emergentes (IA, realidad extendida, web3…), para que también se suscriba.
Nuevamente gracias.