Una joya que ilumina - almetaverso #8
Este video de Keiichi Matsuda es mi regalo de Navidad para ti. Puedes verlo ya o guardarlo para después - pero estoy seguro que lo volverás a ver, una y otra vez. Fascinante y repulsivo a la vez, hace lo que el arte hace: te transporta.
Para muchos, ya estamos exagerando con lo digital: pantallas por doquier, híperconectividad, adicción a las redes sociales. El metaverso genera abundantes reacciones negativas porque es inquietante imaginar aún más de esto en nuestras vidas. Por otra parte, reconocemos que hay fuerzas poderosas que nos llevan en esa dirección, y podemos intuir las (enormes ventajas) de ese próximo paso.
Pocos contenidos ilustran esta dualidad tan profundamente cómo "HYPER-REALITY" - con el valor agregado de que ocurre en una ciudad latinoamericana (Medellín) y no en Shangai, Tokyo o Nueva York.
Juliana Restrepo, la protagonista, vive de la "gig economy"; Job Monkey le va pasando pequeños trabajos cada día - y hoy le toca ir a mercar para el señor Jurado. No hay tiempo para crisis de identidad: si quiere ganar más puntos (y los necesita) debe apurarse.
Al final de los 6 minutos, quedé en shock. Lo volví a ver de inmediato, y sé que lo haré nuevamente. Es demasiado.
Impactan los anuncios omnipresentes; más para l@s subscriptor@s colombianos porque son de marcas que conocemos bien (Éxito, Bancolombia, Postobón). He trabajado muchos años al rededor de la publicidad y sé que esta visión distópica es una simple proyección lineal de lo que hemos venido haciendo en los últimos 20 años.
Asusta un poco ver cómo la Realidad Aumentada libera a los medios de las pantallas. No hay espacio en nuestro campo visual que quede "libre de estímulos", en una lucha por nuestra atención que invade una dimención adicional que pensábamos segura. Ya nos acostumbramos a los pop-ups, banners y videos emergentes de la web programática; pero cuando vemos las mismas lógicas en acción en la "realidad tridimensional" nos parecen sobremodo agresivas...
Sorprende ver a la ciudad transformada en un lienzo (o en una pantalla más). La arquitectura transformada en un único gran telón para que la Realidad Aumentada lo popule, las calles repletas de información, los avisos de las tiendas animados y personalizados. Y cuando (spoiler alert) el sistema se debe reiniciar y volvemos por unos segundos a "la realidad", quedamos con esta inquietante sensación de tener menos que antes, de que nos quitaron algo chévere....
Hay mil y mil detalles fascinantes: qué buen trabajo, qué buena producción y guión (de Fractal, storytelling partners de Medellín) y qué visión fresca (el puntapié inicial es de 2013, pero pudo haber sido hecho ayer).
De todos los mensajes me quedo con una inquietud: ¿qué pasa cuando hasta la realidad física pase a ser parte de la filter bubble? El Instagram que veo yo no es el mismo que ves tú, y lo mismo pasa con todas las plataformas algocráticas (donde manda el algoritmo): Netflix, YouTube, Facebook, Twitter, Mercado Libre... Hasta ahora podemos contar con al menos una experiencia compartida por defecto: en la "vida real" si el Cristo Redentor está ahí arriba lo vemos todos; si hay una valla de Coca Cola la vemos todos; si el cielo está nublado lo vemos todos. Con la Realidad Aumentada ¿qué nos queda de realmente compartido?
El metaverso hay que construirlo entre todos, para que el resultado final nos guste. Feliz Navidad.